jueves, 20 de marzo de 2008

La meca de los paraisos fiscales


"La meca del 'offshore'" es un articulo de Juan del Cid Gómez para Cincodias.com:

"En las últimas semanas se ha vuelto a reavivar el debate sobre la existencia de los paraísos fiscales. En esta ocasión, la polémica surge ante la noticia de la venta por un confidente a los servicios secretos alemanes de un DVD en el que supuestamente figuran los nombres de una serie de contribuyentes de Alemania y otros países, entre ellos España, que podrían ser acusados de delito fiscal por ocultar su dinero en cuentas secretas en bancos de Liechtenstein. Sin embargo, la mayoría de organismos internacionales prefieren utilizar la denominación de centro financiero offshore como sinónimo de paraíso fiscal.

En general, estos territorios son utilizados por personas físicas poseedoras de una gran fortuna y que no quieren pagar impuestos. Los centros financieros offshore ofrecen un régimen tributario nulo o muy reducido bajo la condición de no operar en el mercado doméstico de dicho país o territorio, pero sobre todo se caracterizan por respetar el secreto bancario, financiero y comercial de sus usuarios.

Su oferta de servicios se dirige en general a los no residentes. Pero lo que realmente define a estos territorios es la ausencia de una política de control de cambios, la carencia de intercambio efectivo de información con otros países, la opacidad y la falta de transparencia en la aplicación de normas administrativas en el sector financiero, especialmente las que tienen por objeto la prevención del blanqueo de capitales.

Una argumentación ampliamente difundida por las autoridades que gobiernan en estos territorios es que sus sistemas financieros solo aceptan el dinero que sale de otros países a causa de los altos tipos impositivos que predominan en ellos, pero que en ningún caso son un refugio para el blanqueo del dinero procedente de actividades delictivas como el narcotráfico y la corrupción política.

Sin embargo, la realidad demuestra que los instrumentos corporativos que se pueden constituir en estos territorios, junto con la utilización de cuentas secretas a su nombre, en muchos casos en bancos escasamente regulados, constituyen la fórmula ideal para dar cobertura al dinero de actividades delictivas como tráfico de drogas, sobornos, prácticas fiscales ilícitas, fraude bursátil y financiación terrorista, entre otras.

La mayoría de centros financieros offshore ofrecen los mismos servicios. Lo que realmente distingue a unos de otros es el grado de rigor con el que aplican las normas contra el blanqueo de capitales, especialmente el principio 'conozca a su cliente', que las instituciones financieras están obligadas a aplicar. Una utilización estricta de este principio podría provocar que sus clientes llevaran sus capitales a otros territorios menos exigentes.

Mucho más eficaz que el secreto bancario del que hacen gala estos territorios es el secreto societario que puede conseguirse con la constitución de entidades como las compañías de negocios internacionales (IBC). Se trata de sociedades instrumentales que sirven para ocultar la identidad de sus verdaderos propietarios. Sus acciones pueden ser al portador, no depositan cuentas en ningún registro público y pueden ser administradas por un tercero que actúa como fiduciario. Otros instrumentos utilizados para ocultar la identidad de sus propietarios reales son las fundaciones y los trusts. Estos últimos pueden diseñarse de tal forma que ante cualquier amenaza de investigación el dinero se transfiere automáticamente a otra jurisdicción. La combinación de distintas estructuras jurídicas en distintos territorios haría posible la creación de un entramado para ocultar la titularidad de los bienes y el dinero, que impediría el éxito de cualquier investigación.

Internet ha hecho posible que cualquier persona pueda acceder a estos servicios. Existen multitud de páginas web de empresas especializadas que ayudan al cliente a adentrarse en los paraísos fiscales más discretos mediante la compra de un pack offshore que puede pagarse mediante la tarjeta de crédito.

Las apuestas por internet realizadas mediante la utilización de una tarjeta de crédito emitida por un banco offshore también representan un poderoso vehículo para blanquear dinero procedente de actividades delictivas y evadir impuestos. Los casinos virtuales son un negocio muy rentable para los gobiernos que venden la licencia pero que no aplican los controles adecuados. Estos sitios representan un problema añadido, ya que el servidor puede estar localizado en un país distinto a aquel que concede la licencia para la página web.

Pero para el blanqueador todo son ventajas, ya que podrá realizar sus operaciones de forma anónima y además sin salir de casa."

Juan del Cid Gómez Profesor de Economía Financiera y Contabilidad

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miércoles, 19 de marzo de 2008

UE contra los Paraísos Fiscales


"Batalla de la UE contra los paraísos fiscales" es un articulo escrito por Jaume Viñas en Cincodias.com:

La negociación para endurecer la ley comunitaria contra el fraude se prevé larga y difícil.

La figura del evasor fiscal es tan vieja como los propios impuestos. Quizás por ello, el brillante economista John Kenneth Galbraith, fallecido en 2006, aseguraba que los defraudadores fiscales existirían siempre. El reciente escándalo de Liechtenstein, donde el Gobierno alemán descubrió cuentas secretas de ciudadanos germanos en el Principado para, presuntamente, evadir impuestos ha reabierto el debate sobre la eficacia de las medidas antifraude a nivel comunitario.

Los 5 millones de euros que los servicios de inteligencia alemanes (BND) pagaron a un confidente que había robado los datos del banco LGT, la primera entidad financiera de Liechtenstein, puede desembocar en el mayor fraude fiscal de la historia de Alemania que podría ascender a 4.000 millones de euros. Aun así, que aparezca el nombre de Liechtenstein junto a un caso de evasión fiscal no sorprenden a nadie. No en vano, el pequeño principado, junto con Mónaco y Andorra son los únicos paraísos fiscales que la OCDE ha calificado como 'no cooperantes'.

En el punto de mira, está la ineficacia probada de la directiva de la UE sobre la fiscalidad del ahorro, vigente desde 2005 y que, muchos expertos ya advirtieron que presentaba notables lagunas. Esta ley permite a los Estados miembro obtener información de las cuentas de sus residentes en otros países de la Unión. Sin embargo, hay una excepción. Luxemburgo, Bélgica y Austria quedan fuera de la norma y en lugar de informar, estos países se comprometen a aplicar una retención a los rendimientos de los depósitos de los no residentes del 15% entre 2005 y 2008, del 20% durante los siguientes tres años y a partir de 2011, del 35%.

Parte de esa retención, el 75%, va destinada al Gobierno de origen del titular del depósito bancario. Es decir, los rendimientos de una cuenta de un español en Luxemburgo sufren una retención que irá a parar a las arcas de España. Otros países, como Mónaco, Andorra o Liechtenstein firmaron un acuerdo equivalente con la Unión Europea.

Sin embargo, la ley solo rige para personas, no para sociedades ni empresas. Por ello, la evasión fiscal descubierta por Alemania se realizaba a través de fundaciones, una figura de inversión que permite sortear el acuerdo bilateral sobre fiscalidad del ahorro entre Liechtenstein y la UE. De hecho, hay 50.000 fundaciones en el principado, cuya población no alcanza los 36.000 habitantes y la fortuna depositada en ellas se cifra en unos 125.000 millones de euros.

Tras el escándalo, Alemania ha devenido en el abanderado europeo para reformar y endurecer la directivas sobre la fiscalidad del ahorro y eliminar las lagunas actuales. La empresa se prevé más que difícil pues se precisa de unanimidad para su aprobación. Y la actual normativa nació en 2005 tras años de tensas discusiones, sobre todo por parte de países con sistemas fiscales atractivos como Luxemburgo o Bélgica.

Liechtenstein, como Estado soberano, tiene el derecho a mantener unos tipos impositivos casi inexistentes. Eso, pocos lo discuten. Lo que quiere la Unión Europea es que estos países colaboren en la lucha contra el fraude. El problema es que en la legislación del principado, la evasión fiscal no se considera delito y, por ello, pueden rehuir la colaboración con la justicia de otros países. Donde sí existe colaboración es en delitos graves, como narcotráfico o financiación de terrorismo. Aunque los expertos están convencidos de que entre la lista de presuntos evasores fiscales que posee Alemania no figuran grandes delincuentes, sino empresarios, artistas o políticos, cuyo delito ha sido evadir impuestos.

Aun así, Liechtenstein sigue siendo un país que recibe mucho dinero proveniente de actividades ilícitas para blanquearlo. Un ejemplo es la operación Malaya, que destapó una gran trama de corrupción en la Costa del Sol y utilizaba cuentas secretas en el pequeño país. El Consejo de Europa ya advirtió que la legislación de Liechtenstein es demasiado laxa. La directiva europea contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo obliga, entre otras medidas, a los intermediarios financieros a acudir a las autoridades cuando sospechen que uno de sus clientes puede estar blanqueando dinero. Esta directiva no figura, al menos no de la forma que desearía el Consejo de Europa, en la legislación del principado.

Así, la presión para que Liechtenstein adopte los estándares europeos está aumentando. No sólo por Alemania, también Italia, Francia y España se han posicionado a favor de endurecer la normativa contra los paraísos fiscales y la evasión fiscal. En la lista obtenida por Alemania, figuraban unos 200 franceses, 150 italianos -entre ellos algunos políticos- y 100 españoles. La Agencia Tributaria no ha dado ninguna cifra sobre a cuánto podría ascender el escándalo mientras que Francia cifra la presunta evasión en unos 1.000 millones de euros.

El Ministerio de Economía español ha hecho de la lucha contra el fraude fiscal uno de los ejes de su actuación. En particular, el Gobierno ha perseguido con especial ahínco el fraude a través del sector de la construcción, cuyo crecimiento de los últimos años ha sido aprovechado por muchos para evadir impuestos. Sólo en 2007, la deuda liquidada de la Agencia Tributaria en el sector de la construcción alcanzó los 1.223 millones de euros.

En Italia, donde se calcula que la economía sumergida supone en torno al 16% del PIB, el problema de la evasión fiscal es más grave y acuciante. El Gobierno italiano calcula que cada año, el sector público deja de ingresar unos 100.000 millones de euros por el fraude fiscal. La sensación de impotencia del Ejecutivo italiano es tal que hasta han recurrido al clero en busca de ayuda. El primer ministro italiano, Romano Prodi, pidió en febrero que la Iglesia declarase la evasión fiscal como pecado. 'Un tercio de los italianos evade impuestos, ¿por qué cuando voy a misa, casi nunca se toca el tema en las homilías?', se preguntó. La Iglesia no ha seguido los consejos de Prodi, a pesar de que la semana pasada anunció que amasar riqueza en exceso sería considerado pecado.

En el fondo, lo que persigue Prodi es que la evasión fiscal conlleve el reproche social. Algo que aún no sucede o, al menos, no con la intensidad deseable. Como dice el director de Tributos español, José Manuel de Bunes, si un ciudadano observa como un individuo está robando un coche, se solidarizará de inmediato con el propietario del vehículo y llamará a la policía. Sin embargo, con el fraude fiscal, no ocurre lo mismo. Esquivar al fisco casi parece un acto connatural al hombre.

Y lo cierto es que el dinero que deja de ingresar el Estado castiga a las inversiones públicas y daña al Estado de bienestar.




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